La historia no contada del éxito de Toly, fundador de Solana
Una tarde cualquiera, tras dos tazas de café y una cerveza, los engranajes del destino de Toly Yakovenko giraron en silencio. Hoy, su empresa, Solana, tiene un valor de mercado de 80.000 millones de dólares. Detrás de este éxito fulgurante se esconde una historia desconocida que espera ser descubierta.
En 2010, Toly conoció las criptomonedas. Intentó minar Bitcoin, pero justo cuando pensaba que había encontrado una forma mejor, fue estafado…
Años más tarde, mientras desarrollaba proyectos de aprendizaje profundo con GPU, decidió minar ETH para compensar los costes operativos. Cuando los precios de ETH se dispararon, se dio cuenta de que las criptodivisas no eran ninguna broma.
Unas semanas después, los engranajes del destino empezaron a girar…
Toly y sus amigos discutían sobre blockchain en un café. Tras dos cervezas y un café, Toly no podía dormir.
Fue entonces cuando me vino la inspiración…
Concibió la idea de utilizar marcas de tiempo como base para el consenso de blockchain, ahora conocido como Proof-of-History.
Así nació Solana.
Curiosamente, su nombre procede de un lugar donde él y sus amigos solían hacer surf.
En febrero de 2018, Toly y otro cofundador publicaron el libro blanco y la primera testnet de Solana. En los dos años siguientes, consiguieron 20 millones de dólares de financiación y lanzaron la beta de la mainnet (2020).
La cadena de bloques creció rápidamente…
En marzo de 2021, se lanzaron las primeras NFT (KREECHURES) en Solana. Con los costes de transacción más bajos, Solana se convirtió en la blockchain preferida para las nuevas NFT y protocolos. Todo esto ayudó a Solana a construir una de las comunidades más fuertes en el espacio criptográfico.
Desde entonces, Solana ha soportado cortes e incluso el colapso del FTX. Pero ha perseverado, y ahora:
- 3º en la TVL
- Tiene una capitalización bursátil de 80.000 millones de dólares
- Ocupa el 2º puesto en volumen de transacciones NFT
- Tiene 47 millones de monederos activos al mes
Todo esto se remonta a los esfuerzos de Toly aquella noche, impulsado por dos tazas de café y una cerveza.