Dentro de los muros estrechamente regulados del sistema financiero, existe un trasfondo de actividad ilícita, y TD Bank se ha revelado como un importante facilitador. Recientemente, TD Bank, el décimo mayor banco de Estados Unidos, fue multado con la asombrosa cantidad de 3.000 millones de dólares por la justicia estadounidense.
(FinCEN) del Tesoro por graves fallos en el cumplimiento de la normativa contra el blanqueo de capitales. Esta sanción convierte a TD Bank en el primer banco de la historia implicado en conspiraciones de blanqueo de capitales, dejando al descubierto fallos ocultos durante mucho tiempo en sus sistemas de lucha contra el blanqueo de capitales. El acuerdo entre FinCEN y TD Bank arroja luz sobre varias cuestiones críticas:
1. Problemas históricos de TD Bank
No es la primera vez que TD Bank es objeto de escrutinio por incumplir sus obligaciones en materia de lucha contra el blanqueo de capitales. Ya en 2013, el banco fue sancionado por no informar de actividades sospechosas relacionadas con el esquema Ponzi de Scott Rothstein. Sin embargo, la última investigación revela que no se corrigieron fallos similares, que han persistido y que ahora afectan a sumas de dinero mucho mayores y a vulnerabilidades del sistema más complejas.
Entre 2012 y 2024, TD Bank no estableció ni mantuvo un programa de lucha contra el blanqueo de capitales conforme a la Ley de Secreto Bancario, lo que permitió la entrada de grandes volúmenes de fondos sospechosos en el sistema financiero estadounidense. En particular, estos problemas de cumplimiento no son exclusivos de la banca tradicional.
Los principales actores del sector de las criptomonedas, como Binance, también se han enfrentado a cuantiosas multas por no aplicar medidas eficaces de diligencia debida con los clientes ni informar de las transacciones sospechosas. Estos incidentes ponen de relieve cómo tanto las instituciones financieras tradicionales como las plataformas de criptomonedas se enfrentan a importantes riesgos de AML, amenazando la transparencia y la seguridad del ecosistema financiero.
Se cree que muchos de los fondos sospechosos que pasaron desapercibidos están relacionados con actividades de alto riesgo, como la financiación del terrorismo y los esquemas Ponzi. Según los reguladores, los responsables de la lucha contra el blanqueo de capitales de TD Bank no cumplieron eficazmente con sus responsabilidades, lo que contribuyó decisivamente a estos problemas.
2. Una débil defensa contra el blanqueo de capitales
El acuerdo describe el sistema AML de TD Bank como una «defensa de papel fino». El fallo más grave era la incapacidad del banco para controlar las grandes transacciones nacionales ACH, los cheques y otros flujos financieros. Este descuido permitió que cientos de miles de millones de dólares circularan por las cuentas de TD Bank sin el debido escrutinio, gran parte de los cuales incluían fondos de origen sospechoso o ilegal.
El banco introdujo un sistema genérico de supervisión de transacciones en 2008, pero no lo personalizó para adaptarlo a sus productos y servicios específicos. Este enfoque de «talla única» significaba que muchas transacciones, especialmente los pagos por ACH y cheques, escapaban a una supervisión adecuada. Este tipo de transferencias se encuentran entre las más utilizadas para blanquear dinero.
3. Grandes transferencias de criptomonedas y jurisdicciones de alto riesgo
Uno de los fallos más flagrantes afectó al «Grupo de clientes C», para el que TD Bank no llevó a cabo la diligencia debida suficiente. Cuando este grupo de clientes abrió sus cuentas, prometieron una actividad mínima de transferencias bancarias, que cada transacción no superaría los 25.000 dólares y que las ventas anuales se mantendrían por debajo del millón de dólares.
En realidad, procesaron más de 1.000 millones de dólares en transacciones, y más del 90% de los fondos procedían de una bolsa de criptomonedas con sede en el Reino Unido. Además, más del 60% de estos fondos se enviaron mediante transferencias bancarias a una institución financiera de Colombia que también operaba con activos virtuales.
La actividad del grupo de clientes C mostró un volumen medio mensual de transferencias bancarias superior a 100 millones de dólares durante un periodo de nueve meses (de julio de 2023 a abril de 2024). La mayoría de estas transacciones apoyaban el comercio de criptomonedas de terceros e implicaban jurisdicciones de alto riesgo, como Colombia, China y varios países de Oriente Medio. Esto contrasta claramente con su documentación inicial, que no mencionaba a Colombia ni a China como destinos previstos para las transacciones transfronterizas.
Durante este período, el Grupo de clientes C recibió más de 650 millones de dólares de un intercambio internacional de criptodivisas. TD Bank no tenía conocimiento de la finalidad, el origen o la identidad de las partes reales detrás de estos fondos. A pesar de estas flagrantes irregularidades, TD Bank continuó procesando transacciones para este cliente, incluida la transferencia de más de 420 millones de dólares a una institución financiera colombiana involucrada en servicios de criptomoneda.
El hecho de que el banco no reconociera los riesgos planteados por estos clientes y transacciones de alto riesgo subraya su incapacidad para gestionar los desafíos únicos que plantean las transacciones de criptomoneda. Aunque TD Bank contaba con políticas para exigir una mayor supervisión de las actividades con activos virtuales, no se implementaron tales medidas para el grupo de clientes C.
Esta falta de diligencia debida y el hecho de que no se reforzara la vigilancia dieron lugar a un flujo transfronterizo incontrolado de fondos sospechosos, lo que aumentó aún más el riesgo de blanqueo de capitales y otras actividades ilícitas.
Además, a pesar de las múltiples advertencias de «bandera roja» sobre jurisdicciones de alto riesgo y transferencias rápidas de grandes sumas, TD Bank no informó oportunamente de estas actividades sospechosas. El banco no tomó medidas hasta que las fuerzas del orden investigaron el caso.
Y lo que es aún más preocupante, cuatro meses después de que el Client Group C comenzara a operar, los reguladores ordenaron el cierre y la liquidación de sus empresas relacionadas, pero TD Bank sólo identificó este problema después de que se involucrara la aplicación de la ley. Esta falta de diligencia debida a tiempo pone de manifiesto la inadecuada preparación de TD Bank para gestionar los riesgos que plantean las tecnologías y productos financieros emergentes.
4. Negligencia y lentitud de la dirección
Quizá lo más alarmante es que la dirección de TD Bank era consciente de estas vulnerabilidades del sistema, pero optó por abordarlas de la forma más rentable posible. Se dio prioridad a los recortes presupuestarios y al «apalancamiento operativo», y la dirección optó por ahorrar dinero en lugar de invertir en reforzar el cumplimiento de la normativa contra el blanqueo de capitales.
Esta decisión contribuyó directamente a la falta de personal a largo plazo en el equipo de AML. El informe revela que entre 2017 y 2019, el crecimiento de los activos del banco superó con creces el crecimiento de su presupuesto de lucha contra el blanqueo de capitales, dejando al equipo de cumplimiento desbordado e incapaz de satisfacer las crecientes demandas.
Las decisiones de la dirección no sólo permitieron que persistieran las vulnerabilidades del sistema, sino que también crearon una enorme presión sobre el equipo de cumplimiento, que tuvo dificultades para hacer frente a la carga de trabajo. El informe de la FinCEN muestra que TD Bank retrasó la resolución de problemas clave incluso después de que se le notificaran graves deficiencias en la supervisión de sus transacciones.
El banco no comenzó a actualizar su anticuado sistema de supervisión hasta 2019, e incluso entonces, el proceso se retrasó debido a la insuficiencia de fondos y recursos.
Infracciones adicionales:
- Fallos en la supervisión de las transacciones: El sistema de TD Bank no supervisaba tipos de transacciones cruciales, incluidos los pagos nacionales ACH y P2P (por ejemplo, Zelle). A pesar de que la dirección era consciente de estas deficiencias, no se tomaron medidas correctivas, lo que dio lugar a transferencias no supervisadas de miles de millones de dólares, incluidas transacciones de alto riesgo procedentes de jurisdicciones como Colombia.
- Retraso en los informes de actividades sospechosas (SAR): TD Bank no presentó a tiempo los SAR en casos como los del cliente A y la red Sze, que movieron más de 200 millones de dólares en fondos sospechosos. Se retrasaron más de 600 SAR, con transacciones por un total de más de 500 millones de dólares.
- Implicación de los empleados en el blanqueo de capitales: Un empleado interno del banco, identificado como «Individuo A», aceptó sobornos para abrir más de 2.000 cuentas a empresas falsas, facilitando más de 200 millones de dólares en transacciones, incluidos fondos relacionados con el narcotráfico. Estas transacciones se realizaron principalmente a través de cajeros automáticos en Colombia, que TD Bank no detectó ni cerró a tiempo.
El informe revela cómo los fallos sistémicos y de gestión de TD Bank permitieron flujos masivos de fondos ilícitos y amplificaron los riesgos financieros. La FinCEN observó que miles de titulares de cuentas utilizaban TD Bank para canalizar grandes cantidades de dinero hacia zonas de alto riesgo, especialmente a través de retiradas en cajeros automáticos de Colombia y México. En algunos casos, las retiradas en cajeros automáticos de Colombia superaron a las de México, un país con una economía cuatro veces mayor.
Y lo que es más grave, TD Bank no supervisó los canales de pago P2P como Zelle, lo que permitió millones de dólares en transacciones sospechosas, algunas vinculadas a la trata de seres humanos y otras actividades ilícitas. Estos problemas solo se descubrieron y denunciaron después de que intervinieran las fuerzas de seguridad.
Este acontecimiento puede dar lugar a una supervisión reguladora más estricta del sector de las criptomonedas por parte de las instituciones financieras tradicionales. Aunque este tipo de medidas parecen inevitables en el ámbito bancario, a medida que los marcos reguladores mundiales evolucionan y maduran, se espera que los bancos tradicionales se adapten a las rápidas innovaciones que trae consigo la era Web3.